
Cuidemos el este
- 18 Oct, 2024
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Cuando era apenas un niño recuerdo a mi amado padre Pedro Florentino Vásquez en el afán de buscar trabajo para sustentarnos; en aquellos tiempos el número de miembros de la familia eran muy numerosos y aun lo somos.
Sin lugar a dudas el patriarca de la familia, un hombre decidido a darlo todo para sacar a flote el rebaño con toda la dignidad de la época, por supuesto las condiciones no eran las mismas de los tiempos actuales y desde un campo humilde decidió probar suerte en la parte este del país donde ya se iniciaban los cimientos de las edificaciones de lo que hoy conocemos como grandes proyectos turísticos.
Al igual que mi padre muchos dominicanos encontraron un modelo de trabajo para sustentar a sus familias, lo que no sabían esos grandes trabajadores dominicanos que ejercían la digna profesión de la construcción era que años después el avance de lo que iniciaron se convertiría en toda una industria millonaria y de donde el país sustentaría gran parte de su economía.
Hoy en día cuando visito cualquiera de los grandes proyectos turístico de la parte este, no deja de pasar por mi mente de quienes fueron los que iniciaron desde cero y al pasar revista y ver el avance en todos los sentidos que hay me enorgullece ser parte de un país donde grandes hombres han trabajado para que hoy gocemos de lo que se exhibe.
Todo el crecimiento y el modernismo de la zona ha llevado a que los diferentes responsables de contratar trabajadores diversifiquen la mano de obra, y digo diversificar porque cuando pasa por cualquiera de los proyectos en construcción por ejemplo están repletas de nacionales haitianos.
Todo aquel trabajador nacional o extranjero que ejerce en el país nos imaginamos tiene sus debidas cualidades para trabajar y sobre todo cumplir con todas las leyes legales del país donde ejerce.
Eso es lo correcto para cumplir las leyes del país donde se trabaja en cualquier parte del mundo de lo contrario quien contrata estaría infringiendo las leyes, pero ¿qué pasa con la mano de obra dominicana y la haitiana?
Diferentes comentarios siempre existen alrededor de este tema, pero la verdad es que la gran mayoría de trabajadores de la construcción son haitianos.
Escuchar las quejas de los que contratan y del sector hotelero decir que está peligrando ese oficio me hace pensar que hay gato en el macuto porque no debería peligrar si los contratados cumplen con los requisitos que por ley los obliga.
La parte este del país sigue siendo uno de los grandes destinos turístico a nivel mundial, pero si vemos un poco más al futuro y porque no, el presente, se requiere corregir lo que está incorrecto porque aún estamos a tiempo.
Es muy vergonzoso ver en noticias como que las autoridades no pueden entrar al Hoyo de Friusa en Bávaro, por ejemplo, porque los nacionales haitianos dominan y tienen ese sector como una parte de Haití en República Dominicana.
Este tipo de noticias y de accionar por parte de quienes se suponen tienen que resguardar la seguridad y sobre todo la imagen del país nos deja muy mal parado y manda un mensaje de debilidad que puede envalentonar a quienes desde la sombra están al tanto para aprovechar cualquier motivo y pescar en mar revuelto.
Si queremos seguir creciendo tenemos que exigirles a nuestras autoridades que hagan su trabajo, no podemos dejar que la patria siga el camino de la deshonra por parte de un grupo que encuentran en nuestro país una oportunidad de desarrollo y luego mandan una imagen del país que no se corresponde con lo que hombres como los que iniciaron los primeros trabajos de construcción en la zona este sonaban
Lo de Friusa es un claro ejemplo de lo que pasa cuando las cosas no se corrigen a tiempo, el sector hotelero también tiene que tener cuidado y percatarse de que la mano de obra que contratan cumpla con todo lo que establece la ley.
Nuestro país se llama República Dominicana y tiene tres padres de la patria y muchos patriotas que queremos seguir viviendo con las características que identifica a cada dominicano amable, hospitalario, y muy buena gente ese es nuestro sello.
Por Peter Vásquez